Lo único que nos brinda el mar son golpes duros. Y, a veces, la posibilidad de sentirnos fuertes. Bueno, no sé gran cosa del mar, pero si sé que aquí es así. Y también sé lo importante que es en la vida no necesariamente ser fuerte, sino sentirse fuerte. Medir tu capacidad al menos una vez. Hallarte al menos una vez en el estado más primitivo del ser humano. Enfrentarte sólo a la piedra ciega y sorda, sin nada que te ayude, salvo las manos y la cabeza.
No hay mucho que contar de mí. Tan sólo es necesario que sepas que no soy cómo las demás. Tampoco soy especial. Sin duda alguna, soy rara. Me gusta la soledad y detesto conocer gente nueva. Exacto, soy una antisocial de primera. Me encanta pasar la tarde cantando una de las canciones que se reproducen una y otra vez en mi reproductor, alborotarme el pelo como una leona y fingir que soy una rock star. (I'm on the highway to hell). Quizás si me buscas me encontrarás leyendo algún libro de una gran variedad; desde Drácula (me fascinan los vampiros, siempre y cuando no brillen como la purpurina) hasta Hacia Rutas Salvajes (un alma libre como Chris McCandless, para los amigos, Alexander Supertramp). Tengo la puta manía de escribir en tercera persona, porque creo que parezco de personalidad múltiple. Locamente enamorada de Dean Winchester, Thor, Barney Stinson y Damon Salvatore. (Lo siento cariño, I fucked them when they were your lovers.) Pero por si no fuese suficiente, me encanta Sheldon Cooper y su bazzinga. Me excita bajar la ventanilla del coche con Rock'n'roll a toda pastilla y mientras que espero que el semáforo cambie a verde, hacer mi propia actuación.
Welcome to horrorland 